EL VALOR DE LA AMISTAD♥♥♥
Es propio de la amistad dar al amigo lo mejor que se posee.
La amistad con el Señor, que nace y se acrecienta en la oración y en la digna recepción de los sacramentos, nos hace entender mejor el significado de la amistad humana, que la Sagrada Escritura califica como un tesoro: "Un amigo fiel - dice el Eclesiástico - es poderoso protector, el que lo encuentra halla un tesoro. Nada vale tanto como un amigo fiel, su precio es incalculable".
El trato diario y la amistad con Jesucristo nos llevan a una actitud abierta, comprensiva, que aumenta la capacidad de tener amigos
El 14 de febrero fue señalado como día de fiesta hacia 1969, cuando el calendario Católico Romano dedicó esa fecha para recordar a dos santos cristianos, uno de ellos San Valentín, martirizado por el emperador romano Claudio II. La
historia dice que San Valentín fue sacrificado porque se dedicó a casar parejas aun cuando el emperador lo había prohibido. Al parecer, el dirigente romano tenía la creencia de que los soldados casados no eran tan buenos y eficientes como los solteros. Además, en la antigua Roma, el 15 de febrero se celebraba el día de la fertilidad o lupercalia, en honor del dios Lupercus. A través de los siglos se han conjugado toda una serie de leyendas y tradiciones y hoy el 14 de febrero, Día de San Valentín es una fecha dedicada a los amigos y a los enamorados; una fecha en que se intercambian mensajes y obsequios para demostrar amor y amistad a los seres más cercanos. Aunque ésta como otras fechas se han comercializado y parecen invitarnos al consumismo, los cristianos podemos aprovechar para reflexionar sobre lo que significan estos dos valores, tan importantes en las relaciones humanas: el amor y la amistad.
Amistad verdadera
El trato diario y la amistad con Jesucristo nos llevan a una actitud abierta, comprensiva, que aumenta la capacidad de tener amigos. La oración afina el alma y la hace especialmente apta para comprender a los demás, aumenta la generosidad, el optimismo, la cordialidad en la convivencia, la gratitud… virtudes que facilitan al cristiano el camino de la amistad.
La amistad verdadera es desinteresada, pues más consiste en dar que en recibir; no busca el provecho propio, sino el del amigo. El amigo verdadero no puede tener, para su amigo, dos caras: la amistad, si ha de ser leal y sincera, exige renuncias, rectitud, intercambio de favores, de servicios nobles y lícitos.
El amigo es fuerte y sincero en la medida en que, de acuerdo con la prudencia sobrenatural, piensa generosamente en los demás, con personal sacrificio. Del amigo se espera la correspondencia al clima de confianza, que se establece con la verdadera amistad; se espera el reconocimiento de lo que somos y, cuando sea necesaria, también la defensa clara y sin paliativos.
Para que haya verdadera amistad es necesario que exista correspondencia, es preciso que el afecto y la benevolencia sean mutuos, si es verdadera, la amistad tiende siempre a hacerse más fuerte: no se deja corromper por la envidia, no se enfría por las sospechas, crece en la dificultad. Entonces se comparten con naturalidad las alegrías y las penas.
La amistad es un bien humano y, a su vez, ocasión para desarrollar muchas virtudes humanas, porque crea una armonía de sentimientos y gustos que prescinde del amor de los sentidos, pero, en cambio, desarrolla hasta grados muy elevados, e incluso hasta el heroísmo, la dedicación del amigo al amigo: "Creemos - enseñaba Pablo VI - que los encuentros (…) dan ocasión a almas nobles y virtuosas para gozar de esta relación humana y cristiana que se llama amistad. Lo cual supone y desarrolla la generosidad, el desinterés, la simpatía, la solidaridad y; especialmente, la posibilidad de mutos sacrificios".
El buen amigo no abandona en las dificultades, no traiciona; nunca habla mal del amigo, ni permite que, ausente sea criticado, porque sale en su defensa. Amistad es sinceridad, confianza, compartir penas y alegrías, animar, consolar, ayudar con el ejemplo.
Es propio de la amistad dar al amigo lo mejor que se posee. Nuestro más alto valor, sin comparación posible, es el haber encontrado a Cristo. No tendríamos verdadera amistad si no comunicáramos el inmenso don de nuestra fe cristiana. Nuestros amigos deben encontrar en nosotros, los cristianos que quieren seguir de cerca de Jesús, apoyo y fortaleza y un sentido sobrenatural para su vida.
La amistad en la vida cristiana.
La amistad nos lleva a iniciar a nuestros amigos en una verdadera vida cristiana si están lejos de la Iglesia, o a que reemprendan el camino que un mal día abandonar
on, si dejaron de practicar la fe que recibieron. Con paciencia y constancia, sin prisa, sin pausa, se irán acercando al Señor, que les espera.
En ocasiones podremos hacer junto con ellos un rato de oración, una obra de misericordia visitando a un enfermo o a una persona necesitada, les pediremos que nos acompañen a hacer una visita a Jesús Sacramentado… cuando sea oportuno les hablaremos del sacramento de la misericordia divina: la Confesión, y les ayudaremos a prepararse para recibirlo.
La amistad todo lo puede con la ayuda de la gracia: ayuda que debemos implorar al Señor con oración y mortificación. El Señor desea que tengamos muchos amigos porque es infinito su amor por los hombres y nuestra amistad es un instrumento para llegar a ellos.
¡Cuántas personas con las que cada día nos relacionamos están esperando, aún sin saberlo, que les llegue la luz de Cristo! ¡Que alegría la nuestra cada vez que un amigo nuestro se hace amigo del Amigo!.
Jesús que pasó haciendo el bien, y que se ganó el corazón de tantas personas, es nuestro Modelo. Así hemos de pasar nosotros por la familia, el trabajo, los vecinos, los amigos. Hoy es un día oportuno para que nos preguntemos si las personas que habitualmente se relacionan con nosotros se sienten movidas por nuestro ejemplo y nuestra palabra a estar más cerca del Señor, si nos preocupa su alma, si se puede decir con verdad que, como Jesús, estamos pasando por su vida haciendo el bien.
Amor en la familia
Las relaciones familiares -entre padres e hijos, entre hermanos, primos, abuelos y nietos, etc.- es decir, con las personas que Dios nos ha puesto en la vida, sin que nosotros las elijamos, pudieran ser en ocasiones difíciles, pues hay diferencias de edades, gustos y preferencias; sin embargo, la familia es el lugar en donde podemos ser como realmente somos y a la gente con la que vivimos aprendemos a quererla, precisamente por eso, porque la conocemos bien.
Nadie te quiere tanto como tus padres, ni tan desinteresadamente; aunque conocen todos los aspectos de tu personalidad, tus virtudes y defectos, aun así te aceptan y te quieren. Lo mismo ocurre entre hermanos, cuando viven en la misma casa, es común que discutan e incluso que peleen, pero cuando pasa el tiempo y se tienen que separar, entonces se valora más el amor que se tienen.
El amor en las familias es un ejemplo del amor incondicional. Por eso en el día del amor y la amistad, sería un buen detalle que demuestres la gratitud por todo lo que recibes en tu familia, diciéndoles cuánto los quieres y cuánto valoras que siempre estén a tu lado.
La Amistad. La amistad, comienza por la simpatía y el agrado que se siente al encontrarse personas que tienen cosas en común con nosotros. Te empiezan a interesar las cosas del amigo y tu encuentras con gusto que a él también le interesan tus cosas. Es muy agradable saber que cuentas con alguien que te quiere y te comprende y que comparte muchos de tus gustos y de tus ideas.
Sin embargo, no se limita con esto la verdadera amistad, tiene ciertas características y exigencias. El amor de amistad se convierte en amor incondicional cuando buscas el bien de tu amigo. Cuando respetas sus ideas. Cuando lo aceptas tal y como es, pero lo ayudas a crecer y superarse.
El verdadero amor de amistad no es posesivo ni exclusivo, más bien es abierto.
El mejor ejemplo del amor de amistad es Jesús, recuerda sus palabras: "Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos".
Ojalá que quienes tienes por amigos te puedan decir:
AMIGO, porque eres:
Lazo que une pero no ata.
Estrella que guía pero no encandila.
Arbol que acoge pero no encierra.
Torrente que sacia pero no ahoga.
Brisa que alienta pero no adormece.
Piedra que sostiene pero no aplasta.
Mirada que examina pero no juzga.
Silencio que recibe pero no abruma.
Cadena que sujeta pero no esclaviza.
Palabra que previene pero no aflige.
Crisol que templa pero no envilece.
Hermano que corrige pero no apena.
Manto que cubre pero no asfixia.
Lima que pule pero no hiere.
Música que armoniza pero no uniforma.
Mano que acompaña pero no fuerza.
Oasis que reconforta pero no detiene.
Corazón que ama pero no reclama.
Ternura que protege pero no avasalla.
Imagen de Dios, precisamente.
Decálogo de la amistad.
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Es fácil que
rer tener un amigo, más difícil serlo.
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No te preocupes de recibir sino de dar, y un enjambre de almas revoloteará a tu alrededor... Amar nos cuesta, hace daño a nuestro egoísmo pero es el precio que tenemos que pagar para cultivar la amistad verdadera.
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No temas disgustar a tu amigo. Enséñale que el amigo verdadero es el que está dispuesto a
disgustarnos cien veces con tal de sernos útil una sola vez.
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Primer deber de un amigo: darle al otro un impulso hacía Dios pero no lo darás si te buscas a ti en algo.
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Ábrete a los de
más vaciándote tú. Tienes que ser como el río que alimenta el regadío y nunca niega sus aguas.
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La confianza es vestíbulo de la amistad, el sacrificio es su santuario... Gánate ante todo la confianza y cultívala con el sacrificio por tu amigo.
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No aceptes n
unca a un amigo que no se atreva a contradecirte, que se haga cómplice de tu amor propio. Te ama sólo el que quiere tu bien aunque te haga sufrir.
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No te dejes llevar del corazón ni de la prisa al elegir a tus amigos. Apunta con precisión y darás en el blanco.
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La paciencia gana lo
s corazones más rebeldes.
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Aprende a amar con el corazón de Cristo. Una vez que el amor de Dios entra en un alma acepta lealmente todas sus exigencias. Una fuerza de invención, de creación, de revelación, se apodera de ella y la lanza hasta dar la vida: "Nadie tiene mayor amor que el que d
a la vida por sus amigos" (Jn 15,13).
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